Antes de nada, pikolin, agradecerte el debate, ya que gracias a la diferencia de opiniones resulta enriquecedor y estimulante. Has comentado tantos temas, que mi respuesta va a ser kilométrica. Pido disculpas por ello.
pikolin escribió:Alemania, Japón, .... efectivamente tienen un superávit comercial y son deficitarias energéticamente ¿pero a qué coste? Necesitan exportar, sí o sí, aunque sea a países en quiebra técnica, como Grecia.
Si no existiera comercio internacional, pero sí intercambio de la información y la tecnología, los países más ricos del planeta serían los productores de energía. La energía lo mueve TODO en nuestras sociedades avanzadas, y su precio es un factor determinante en la producción de una economía.
Pararos a pensar qué pasaría si en España no llegara petróleo ni gas durante 6 meses. Ni mecanización de la agricultura, ni distribución de alimentos, ni conservación de los mismos, ni producción industrial, ni calefacción, ni luz eléctrica, ni transporte motorizado, etc. Consecuencias: hambruna general, despoblamiento de las ciudades, regreso puro y duro a la era preindustrial.
Por eso la energía se considera un sector estratégico, y los países están dispuestos a hacer guerras con tal de garantizarse su acceso seguro y barato.
Dicho esto, el tener que exportar es el menor de los males para los países que no disponen de recursos energéticos propios. De hecho, ningún país es autónomo en todos los recursos, así que la exportación es una obligación de todos los países, incluso de las personas. A nivel microeconómico, todos exportamos (o lo intentamos) trabajo para poder importar comida, gasolina, una casa, educación, sanidad y viajes. La alternativa es irse a una granja con los cuáqueros.
Lo que es de cajón en el comercio internacional, es que cuando un país exporta más de lo que importa, es porque otro/s importa/n más de lo que exporta/n. El balance global del comercio internacional es cero, es decir que siempre sumarán lo mismo todas las exportaciones que todas las importaciones.
Así que la única manera de tener una economía global sostenible es que todos los países tengan una balanza comercial neutra, a diferencia de lo que pasa ahora:
- - China mantiene su divisa infravalorada y hunde la balanza comercial de medio mundo,
- los japoneses se niegan (culturalmente) a comprar productos extranjeros, mientras que exportan tecnología a lo bestia,
- EEUU, que imprime moneda a lo loco cobrando al resto del mundo un impuesto de señoreaje, mantiene un déficit comercial gigantesco gracias al cual financia una supremacía militar global,
- la Unión Europea, si bien tiene un equilibrio comercial en su conjunto, presenta diferencias internas comerciales enormes (debido a la divergente competitividad) que hacen inviable el euro,
- los países productores de petróleo tienen un superávit que emplean en hacerse dueños poco a poco de las industrias de los países occidentales.
El resumen es que tenemos un planeta completamente desordenado en donde unos sacan provecho de los otros, y otros se hunden poco a poco viviendo de prestado hasta que implotan.
pikolin escribió:Realmente, no se quiere importar para no devaluar la moneda y no perder poder adquisitivo sobre el petróleo.
Pienso que no es así.
Lo que da poder adquisitivo frente al petróleo es exportar bienes. El dinero, fuerte o débil, no es más que una herramienta para intercambiar los bienes que nos sobran, por los que se necesitan.
El valor de una moneda influye en el valor de cambio. Si la moneda vale mucho, pretenderás importar un barril de petróleo a cambio de 10 kilos de naranjas, y no las aceptarán. Si vale poco, propondrás cambiar un barril de petróleo por 100 kilos de naranjas, y te las robarán de las manos. El punto de equilibrio será el valor adecuado de tu moneda. Ahora mismo, compramos el barril de petróleo, pero en lugar de usar naranjas para pagarlo, pedimos prestado dinero a Alemania.
Puedes tener la divisa más fuerte del mundo, que si no exportas nada, la divisa te dura dos días. Una divisa fuerte solo se obtiene con exportaciones, y son esas exportaciones -y no la divisa- la que te permiten comprar petróleo.
El ejemplo claro de lo que digo es China. Tienen una divisa muy débil, pero les sobra dinero para comprar todo el petróleo del mundo. Y es precisamente porque tienen la divisa débil que exportan como locos, es decir que si quieres importar petróleo -o cualquier otra cosa- lo mejor es tener una divisa débil que te multiplique las exportaciones.
España tiene una divisa fuerte, pese a que exportamos muy poco (mucho menos de lo que importamos), y eso hace que no tengamos dinero propio (solo prestado) para importar el petróleo. España ha sostenido durante varios años, los años del euro, una balanza comercial terrorífica del -10% del PIB. Ese dinero que salía se compensaba con créditos privados del exterior, lo que quiere decir que hemos podido seguir importando gracias a que lo tomábamos prestado, y parece que ha llegado el día de devolverlo.
El concepto que hay que retener es que el valor justo de una moneda es el que hace que un país tenga la balanza comercial equilibrada (realmente es la balanza de de pagos, pero esta última se compone en gran medida de la primera). Si los ciudadanos de un país importan muchos bienes del exterior, y las empresas no consiguen exportar en igual cuantía, es que la moneda está demasiado fuerte para su economía (caso de España). Si se produce el fenómeno inverso, es que la moneda está demasiado débil para su economía (caso de Alemania).
Curiosamente, el euro es a la vez una moneda demasiado fuerte para España, y demasiado débil para Alemania. Pero como hemos visto en el caso de China, mientras que tener una moneda demasiado fuerte (para su propia economía) es demoledor, tener una moneda débil ayuda mucho a la economía, pese a que perjudida la de los demás países.
Las importaciones no son malas por si mismas, es confianza depositada en tu economía (riqueza, bienes y servicios producidos), aceptando tu papel-moneda. Además, que es casi imposible controlar el comercio internacional (contrabando, economía sumergida, corrupción en aduanas, ... ), ni con aranceles y aduanas.
En efecto, las importaciones no solo no son malas, sino que son en muchos casos necesarias. El problema aparece cuando exportas bienes a costa de suprimir la industria nacional y mandar a millones de personas al paro.
Por otro lado, nunca ha habido la confianza que dices en nuestro papel moneda. Las importaciones extracomunitarias se pagan esencialmente en dólares, y eso hace que el Banco de España deba acumular dólares (con los que dar cambio al importador) si queremos poder seguir importando. El reciente invento del euro es una anécdota (y además fallida) en el sentido de lo que comentas de confianza.
Los aranceles han sido y seguirán siendo una manera perfectamente viable de regular la economía. En efecto, para bienes pequeños pero valiosos, el contrabando seguirá existiendo, pero para todo el resto de bienes (el 95% de la economía) no habrá problema.
El comercio internacional sólo se consigue regular con apreciaciones-devaluaciones de moneda, y saneando la economía con cambios periódicos de moneda.
El cambio monetario, si bien es el mayor factor de regulación del comercio, no es suficiente para equilibrar el comercio. Los aranceles protegen en Europa al sector de la automóvil y a la industria agroalimentaria. No se permite (salvo pagando aranceles prohibitivos) la importación de coches fabricados fuera de la UE, y por eso los fabricantes japoneses se han visto obligados a poner fábricas en Europa. Respecto de los alimentos, se establecen constantemente cuotas a la importación extracomunitaria.
El valor de la moneda te permite controlar la balanza comercial, pero no te permite proteger un sector industrial concreto que sea poco competitivo, o protegerte ante el dumping comercial de otros países. Por ejemplo, aunque España volviera a la peseta y equilibráramos la balanza comercial, nuestra producción de carbón (que es estratégica) no sería competitiva y estaría abocada al cierre. Una de dos, o la subvencionas como hasta ahora, o pones aranceles al carbón de importación. Si quisiéramos recuperar el sector textil, China podría hacer dumping subvencionando sus exportaciones textiles, por lo que la respuesta correcta serían los aranceles.
Hay muchos sectores industriales que habría que proteger porque hoy en día están casi extinguidos, y les llevará unas décadas ser competitivos con el exterior, y ello aunque volviéramos a la peseta o nueva peseta.
pikolin escribió:El no tener una independencia energética, de alimentos y agua, es el PROBLEMA, ya que no te permite tener unos precios estables de bienes y servicios (salarios, alquiler o venta de vivienda, etc... ) por problemas de inflación/especulación al devaluar la moneda.
Políticamente sólo se habla del problema de devaluar la moneda, pero no de como evitar la especulación por incrementos de precios energéticos, alimentos, etc... que no son producidos por nuestra economía y son importados y transportados desde el exterior.
La independencia (o autarquía, según se quiera expresar) energética y agroalimentaria suele ser perfectamente posible en países de clima templado. La independencia agroalimentaria no tiene un coste elevado para la sociedad (hasta es beneficiosa), pero la energética puede lastrar considerablemente el desarrollo de un país.
Las energías renovables requieren inversiones colosales para ser capaces de sustituir a las fósiles. Dado este coste, unos recursos que se podrían destinar a la producción de bienes y alimentos, se dedicarán exclusivamente a la producción de energía.
El ejemplo más sencillo (y reconozco que algo extremo) para explicarlo sería el que cada hogar tuviera su independencia energética, incluyendo la de sus medios de transporte privativos. Deberíamos tapizar las cubiertas de paneles fotovoltaicos y térmicos, equiparnos de costosos sistemas de acumulación de energía eléctrica, tener calderas de biomasa para la calefacción para cuando no hace sol, vivir obligatoriamente cerca del trabajo para que la batería del vehículo nos alcance, prescindir de friegaplatos y lavadoras que consumen demasiada energía, y un largo etcétera de privaciones.
En efecto, si cada hogar dispusiera de muchos metros cuadrados de paneles solares (son muy caros) podríamos consumir electricidad como hasta ahora, pero costarían más las instalaciones energéticas que la propia casa.
La industria lo tendría más difícil aún, ya que la siderurgia y otras industrias intensivas en energía deberían consumir el poco carbón (y caro) que queda en el país. El coste de producción del acero, y de todos los productos manufacturados (vehículos, electrodomésticos, etc) se dispararía, lo cual nos haría ser directamente más pobres.
Por ello, no tener la independencia energética no es el peor de los problemas. El peor de los problemas es no poder importar la energía barata que proporcionan los hidrocarburos, mientras que el resto de los países sí lo hacen y van décadas por delante tuyo en progreso industrial y social. La sanidad y la educación son edificios que se construyen sobre la base de la industria primaria y secundaria, en la medida en que quedan recursos para desarrollar la economía terciaria.
Ha hecho falta la mecanización de la industria primaria y secundaria, para el que la sanidad o la educación fueran universales. Y todo ello se ha basado, entre otras muchas cosas, en la energía fósil que ha movido el mundo desde finales del siglo XIX.
Con gravar más a las grandes fortunas, no se va a solucionar los problemas de déficit energético. No es cuestión de gravar el triple de lo normal a las rentas más altas para que no suba el precio de la gasolina y mantener el poder adquisitivo sobre el petróleo de nuestra economía.
El tema de gravar las grandes fortunas lo sacaba a colación como simple crítica al otro pilar del neoliberalismo: el libre control de capitales. No tiene relación específica con el tema de la importación de petróleo.
¿Pero, cuánto es gravar lo normal a las rentas más altas? ¿Y qué es gravar el triple de lo normal a las rentas más altas? ¿Acaso piensas que ya se grava mucho a las rentas más altas?
Las rentas a las que yo me refiero (más de 50.000 - 100.000 € al año, y de ahí para arriba) no pagan prácticamente impuestos gracias a las SICAVs, se llevan su dinero a paraísos fiscales, y desde allí invierten en fondos de inversión que especulan con países y materias primas.
Un impuesto confiscatorio al patrimonio haría un poco de justicia social, ya que llevamos décadas en las que los ricos son más ricos, y los pobres (que se creían ricos) han descubierto que eran realmente pobres y que han contraído deudas que los mantendrán en la pobreza por décadas. Y sobre todo esto, se quedan sin trabajo, sin casa, y con deuda por pagar a... los ricos.