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Flip
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El plan de crecimiento es un ‘bluff’

Rubalcaba ha viajado a Bruselas con la alerta de que España puede ser intervenida

El pasado miércoles, no pasó desapercibido a nadie familiarizado con el Congreso de los Diputados que Rubalcaba se esforzara tanto en visualizar en la forma que lo hizo que Mariano Rajoy podía contar con el respaldo del Partido Socialista en la cumbre comunitaria que acaba hoy y en la que España se juega su futuro. “No podemos financiarnos durante mucho tiempo a los precios que estamos pagando en estos momentos”, alertó el presidente, al tiempo que reconoció falta de liquidez para afrontar los pagos pendientes. Rubalcaba le respondió: “Liquidez, tipos de interés más bajos, un mercado de deuda pública estable, para eso hace falta un BCE dispuesto a cambiar las cosas…”. El líder del PSOE enfatizó su apoyo al Gobierno para que pudiera acudir a este Consejo europeo de “forma reforzada”.
Según fuentes seguras, la actitud de Rubalcaba se explica por la sospecha de que el Gobierno podría solicitar hoy viernes, al final de la cumbre comunitaria, la intervención del Fondo de Rescate Europeo en la compra de deuda española, a cambio de ceder importantes parcelas de soberanía económica. La alternativa, salvo que Angela Merkel cediera en el último minuto y asomara otra fórmula imaginativa, sería tener que encarar el lunes otra embestida de los mercados contra España y, muy posiblemente, contra Italia, ante los resultados de un Consejo que se ha calificado de histórico, pero que tiene muchas posibilidades de acabar con un bonito envoltorio sin nada real en su interior.
El plan de crecimiento no aporta soluciones a España, pues apenas podrá acceder a los fondos estructurales
De hecho, fuentes comunitarias confirmaron este jueves que el plan de crecimiento, supuestamente dotado con 120.000 millones euros, no pasa de ser un ‘bluff’, sobre todo para países como España que ya apenas pueden tener acceso a los fondos estructurales. De estos 120.000 millones, 55.000 están ya asignados desde hace meses a estos fondos y España quedará orillada de ellos por su incapacidad para financiar el 20%, aproximadamente, de cada proyecto de infraestructura. El resto del plan se complementará con la emisión de obligaciones para intentar atraer a inversores privados y con las aportaciones del Banco Europeo de Inversiones, que están en el aire.
La situación es límite, el Gobierno lo sabe, y también el primer partido de la oposición, que ha decidido esta vez ofrecer desde Bruselas una imagen institucional.
Al Gobierno español no le valen planes de esta naturaleza ni tampoco compromisos sin plazos porque su verdadera prioridad es recuperar el acceso a los mercados, una urgencia que comparte con el Ejecutivo italiano. Si, finalmente, solicita que el Fondo de Rescate acuda en su ayuda para la compra de deuda, las condiciones a las que estará sometida serán muy estrictas. A los ajustes ya realizados tendrán que sumarse de forma inexorable otros vinculados al sueldo de los funcionarios, al despido de empleados públicos, a la congelación de las pensiones, al adelanto del calendario previsto para retrasar la edad de jubilación y también al aumento de impuestos.
Ayer, 28 de junio, quedaron definitivamente aprobados los Presupuestos de 2012, donde carece de reflejo fiel este tijeretazo, y en unas semanas el Gobierno remitirá al Congreso el techo de gasto para 2013, donde sí se tendrán en cuenta los nuevos ajustes a los que obligue Bruselas. La situación es límite, el Gobierno lo sabe, y también el primer partido de la oposición, que ha decidido esta vez ofrecer desde Bruselas una imagen instituciona y de Estadol. Hace ya bastantes meses que el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, sentado ahora en el Consejo de Estado, vaticinó en privado que España sería intervenida a mediados de junio. Fue en junio cuando el Gobierno tuvo que pedir el rescate bancario y es ahora cuando, quizás, tenga que acudir a la intervención con mayúsculas si, como es más que probable, Alemania no cede.

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